Años 80
Devil Story: Il Était une Fois le Diable (1985)
Bernard Launois, 1985, Francia
Erase una vez el Diablo (España), Devil's Story
Erase una vez el Diablo (España), Devil's Story
Vaya por delante que estamos ante una de esas películas con las que te entran ganas de beberte un litro de aguarrás con la intención de suicidarte y, al mismo tiempo, por alguna extraña razón no puedes apartar la vista de la pantalla, más que nada porque es tan extraña, es tan delirante, es tan disparatada que arranca la risotada de principio a fin.
Cosas como estas no se ven todos los días. Da la sensación que su director Bernard Launois y sus amigotes rodaron esta cosa fumándose un camión tras otro de maría, y no exagero. Tiene de todo para ocupar un lugar privilegiado en la estantería de cualquier cinéfago zetoso que se precie: actuaciones patéticas, música infame, montaje atolondrado, gore cantarín, personajes extravagantes, trucajes cutres y un guion improvisado que es para dejar aturdido al más pintado.
Un tipo deforme y oligofrénico con uniforme militar nazi hecho jirones anda cargándose gente por los alrededores. Después vemos a una pareja viajando en coche, la mujer tiene una alucinación inexplicable y deciden pernoctar en una extraña catedral gótica habitada por dos ancianos que, les sueltan una historia de maldiciones y naufragios que no se la cree ni un niño de guardería. Luego, sin venir a cuento aparece un barco -de juguete- surgiendo de un montoncito de tierra -que simula una montaña-. De ahí sale una momia que se apresura a rescatar a su esposa resucitada, y así, juntos de la mano se pasan el resto de la película paseando por el bosque. Por otro lado, vemos a un viejo enloquecido tratando inútilmente de matar un caballo negro que, según él, es el mismísimo demonio (¿?).
El resto es un delirio de campeonato, sin ningún tipo de sentido, ni coherencia, ni lógica. Sirva como ejemplo algunos de sus alucinantes atributos, que no son todos, ni mucho menos.
-Un búho que se escucha día y noche todo el rato.
-Un caballo relinchando hasta lo insoportable durante toda la película, con tanta insistencia que al poco rato uno termina relinchando también.
-Las apariciones del engendro nazi lanzando gruñidos demenciales y haciendo el cafre. A este elemento hay que echarle de comer aparte. Lo veo y no lo creo.
-Un gato que le tiene tirria a la protagonista, y asoma por la pantalla en todas las posturas y posiciones cuando le viene en gana.
-Una mujer recogiendo leña en el bosque, que camina dando saltitos cual cervatillo infantiloide.
-Muertos que respiran y expulsan litros de sangre a través de mangueras ocultadas en la ropa.
-Una momia con almorranas que vomita blandi-blub fluorescente en mal estado, paseando con su novia y destripando a la gente con el pie cual cucarachas.
-La lucha titánica de un viejo con un caballo que le toma el pelo. El pobre hombre se pasa toda una noche y una mañana disparando al caballo que tiene a escasos cinco metros y nunca acierta. En una sucesión de escenas sin sentido, unas veces vemos al caballo de noche esquivando las balas, otras al viejo de día disparando a lo loco, y así, hasta acabar agotados.
-Personajes tropezando constantemente, corriendo de un lugar hacia otro para volver siempre al mismo sitio, así toda la película (¡!).
De obligado visionado...
Cosas como estas no se ven todos los días. Da la sensación que su director Bernard Launois y sus amigotes rodaron esta cosa fumándose un camión tras otro de maría, y no exagero. Tiene de todo para ocupar un lugar privilegiado en la estantería de cualquier cinéfago zetoso que se precie: actuaciones patéticas, música infame, montaje atolondrado, gore cantarín, personajes extravagantes, trucajes cutres y un guion improvisado que es para dejar aturdido al más pintado.
Un tipo deforme y oligofrénico con uniforme militar nazi hecho jirones anda cargándose gente por los alrededores. Después vemos a una pareja viajando en coche, la mujer tiene una alucinación inexplicable y deciden pernoctar en una extraña catedral gótica habitada por dos ancianos que, les sueltan una historia de maldiciones y naufragios que no se la cree ni un niño de guardería. Luego, sin venir a cuento aparece un barco -de juguete- surgiendo de un montoncito de tierra -que simula una montaña-. De ahí sale una momia que se apresura a rescatar a su esposa resucitada, y así, juntos de la mano se pasan el resto de la película paseando por el bosque. Por otro lado, vemos a un viejo enloquecido tratando inútilmente de matar un caballo negro que, según él, es el mismísimo demonio (¿?).
El resto es un delirio de campeonato, sin ningún tipo de sentido, ni coherencia, ni lógica. Sirva como ejemplo algunos de sus alucinantes atributos, que no son todos, ni mucho menos.
-Un búho que se escucha día y noche todo el rato.
-Un caballo relinchando hasta lo insoportable durante toda la película, con tanta insistencia que al poco rato uno termina relinchando también.
-Las apariciones del engendro nazi lanzando gruñidos demenciales y haciendo el cafre. A este elemento hay que echarle de comer aparte. Lo veo y no lo creo.
-Un gato que le tiene tirria a la protagonista, y asoma por la pantalla en todas las posturas y posiciones cuando le viene en gana.
-Una mujer recogiendo leña en el bosque, que camina dando saltitos cual cervatillo infantiloide.
-Muertos que respiran y expulsan litros de sangre a través de mangueras ocultadas en la ropa.
-Una momia con almorranas que vomita blandi-blub fluorescente en mal estado, paseando con su novia y destripando a la gente con el pie cual cucarachas.
-La lucha titánica de un viejo con un caballo que le toma el pelo. El pobre hombre se pasa toda una noche y una mañana disparando al caballo que tiene a escasos cinco metros y nunca acierta. En una sucesión de escenas sin sentido, unas veces vemos al caballo de noche esquivando las balas, otras al viejo de día disparando a lo loco, y así, hasta acabar agotados.
-Personajes tropezando constantemente, corriendo de un lugar hacia otro para volver siempre al mismo sitio, así toda la película (¡!).
De obligado visionado...
Guión: Bernard Launois / 76 min, Color.
Compañía de Producción: Condor Films Productions / Música: Paul Piot, Michel Roy / Fotografía: Guy Maria.
Reparto: Véronique Renaud, Pascal Simon, Marcel Portier, Catherine Day, Nicole Desailly, Christian Paumelle.
Compañía de Producción: Condor Films Productions / Música: Paul Piot, Michel Roy / Fotografía: Guy Maria.
Reparto: Véronique Renaud, Pascal Simon, Marcel Portier, Catherine Day, Nicole Desailly, Christian Paumelle.