American Trash
The Last House on Dead End Street (1973)
Roger Watkins, 1973, USA
Desasosegante y axfisiante película realmente enferma rodada supuestamente a comienzos de los '70, aunque no fue estrenada, casi clandestinamente hasta 1977, en parte, debido a desavenencias con algunos actores, originando varias demandas que obligaron a sustituir los créditos de todo el reparto por seudónimos durante años, incluso su metraje original fue reducido por parte de codiciosos distribuidores, además de utilizar redoblajes improvisados para colocar distintas versiones en el mercado, y cambios de título para sacar provecho del éxito obtenido por otras producciones. Su director, Roger Watkins, que también actúa, produce y guioniza, se propuso hacer la película de explotación más escandalosa posible, inspirándose en los asesinatos de la familia Manson, con un estilo visual rozando lo experimental y hasta documental (imagen granulada, tomas reales de los sórdidos entramados de galerías por donde deambulan los personajes, cámara en mano en algunos planos...) destinado a inquietar todavía más al desquiciado personal tras sus impactantes escenas de tortura y sadismo, muy controvertidas en su día, pues muchos llegaron a suponer que la película era una verdadera grabación snuff.
En cuanto a la trama, la cosa gira en torno a la locura perpetrada por el ex convicto Terry Hawkins, un tipo con tendencias psicópatas que se gana la vida como vendedor de marihuana y cineasta freelance de videos pornográficos de mierda. Descontento y amargado, un día tiene una especie de revelación y decide dar rienda suelta a su obsesión por la tortura y el asesinato, nada menos que filmando auténticas películas snuff, sólo por el simple hecho de joder a la sociedad... Le ayudarán en sus macabros propósitos un grupo de inadaptados acólitos que incluye a un matarife aficionado a sodomizar a los terneros del matadero donde trabaja, un camarógrafo retrasado y dos prostitutas sin escrúpulos. Los elementos que hacen de "The Last House on Dead end Street" una obra maldita e inquietante están presentes ya desde las primeras secuencias. En primer lugar, ese afán de experimentación visual para crear un ambiente tenso y extraño: con esos personajes a cuál más grotesco y pasados de ácido entregados al exceso y el desenfreno sadomasoquista, las imágenes reales de animales sacrificados en el matadero, las proyecciones clandestinas de películas pornográficas entre mujeres aparentemente filmadas infraganti. En segundo lugar, los brutales crímenes: la excusa ideal para rodar todo tipo de perversiones que les vienen en gana a la cuadrilla de degenerados, obsesionados por filmar el máximo terror que puedan sufrir sus incautas víctimas, cebándose en primer lugar con algunas de sus propias amistades, incluidas sus parejas, que son secuestradas y sometidas a las más retorcidas y macabras vejaciones. En una de las escenas se muestra la tortura y el salvaje asesinato de una joven atada a una cama, donde es desmembrada y eviscerada quirúrgicamente con todo tipo de herramientas: durante un buen rato, los muy desalmados se recrean filmando impunemente con todo detalle la desintegración brutal del cuerpo de la chica, convertida en papilla. Una escena inhumana y sanguinaria para una película sucia y enfermiza
En cuanto a la trama, la cosa gira en torno a la locura perpetrada por el ex convicto Terry Hawkins, un tipo con tendencias psicópatas que se gana la vida como vendedor de marihuana y cineasta freelance de videos pornográficos de mierda. Descontento y amargado, un día tiene una especie de revelación y decide dar rienda suelta a su obsesión por la tortura y el asesinato, nada menos que filmando auténticas películas snuff, sólo por el simple hecho de joder a la sociedad... Le ayudarán en sus macabros propósitos un grupo de inadaptados acólitos que incluye a un matarife aficionado a sodomizar a los terneros del matadero donde trabaja, un camarógrafo retrasado y dos prostitutas sin escrúpulos. Los elementos que hacen de "The Last House on Dead end Street" una obra maldita e inquietante están presentes ya desde las primeras secuencias. En primer lugar, ese afán de experimentación visual para crear un ambiente tenso y extraño: con esos personajes a cuál más grotesco y pasados de ácido entregados al exceso y el desenfreno sadomasoquista, las imágenes reales de animales sacrificados en el matadero, las proyecciones clandestinas de películas pornográficas entre mujeres aparentemente filmadas infraganti. En segundo lugar, los brutales crímenes: la excusa ideal para rodar todo tipo de perversiones que les vienen en gana a la cuadrilla de degenerados, obsesionados por filmar el máximo terror que puedan sufrir sus incautas víctimas, cebándose en primer lugar con algunas de sus propias amistades, incluidas sus parejas, que son secuestradas y sometidas a las más retorcidas y macabras vejaciones. En una de las escenas se muestra la tortura y el salvaje asesinato de una joven atada a una cama, donde es desmembrada y eviscerada quirúrgicamente con todo tipo de herramientas: durante un buen rato, los muy desalmados se recrean filmando impunemente con todo detalle la desintegración brutal del cuerpo de la chica, convertida en papilla. Una escena inhumana y sanguinaria para una película sucia y enfermiza
Guión: Roger Watkins / 78 min, Color.
Compañía de Producción: Production Concepts Ltd., Today Productions Inc. / Fotografía: Ken Fisher.
Reparto: Roger Watkins, Ken Fisher, Bill Schlageter, Kathy Curtin, Suzie Neumeyer, Pat Canestro, Steve Sweet, Nancy Vrooman.
Compañía de Producción: Production Concepts Ltd., Today Productions Inc. / Fotografía: Ken Fisher.
Reparto: Roger Watkins, Ken Fisher, Bill Schlageter, Kathy Curtin, Suzie Neumeyer, Pat Canestro, Steve Sweet, Nancy Vrooman.