Blood Freak (1972)

1/09/2021 Zinemiasma 0 Comments

Brad F. Grinter, Steve Hawkes, 1972, USA
Fenómenos Sangrientos (España)

Seguramente, Blood Freak podría tener sin demasiados problemas un puesto de honor en la lista de trash-movies de culto de todos los tiempos. Así que, agárrense bien fuerte a su sillón favorito, prepárense los porros que lo que viene a continuación es pura y psicotrónica serie Z, pero pasada de ácido. Las dos mentes de primate que se les ocurrió la idea de filmar semejante desatino no serian otros que Brad F. Grinter, actor y director de bodrios de serie Z en los setenta, y Steve Hawkes, interprete aficionado a emular a Tarzán en roñosas producciones españolas de tres al cuarto. Estos cristianos conversos, junto con una cuadrilla de mentecatos hasta las cejas de porros que nunca antes habían actuado y nunca más volverían a hacerlo, sintieron la necesidad de advertir a los jóvenes de los peligros de las drogas (¿?), rodando una delirante monster-movie de tercera división con marcado mensaje pro-cristiano, resultando un esquizoide producto de padre y muy señor mío, que alterna con impericia impasible escenas sanguinolentas, con algo de gore, sexo, horror, violencia y mucha marihuana, tanta que los propios responsables apenas pueden enlazar unas cuantas frases seguidas en toda la película. El film nos cuenta la historia de Herschell, un palurdo motero que un buen día conoce a dos hermanas, una es devota cristiana que predica la Biblia, y la otra es una guarrindonga viciosa adicta a las drogas que, en su obsesión por llevarse al individuo a la cama, no duda en inducirlo a fumar un porro -hecho que convierte al tontorrón de Herschell en un esquizofrénico toxicómano propenso a incontrolables monazos (¿?)-. Como no tiene mucho dinero, Herschell termina recalando en una granja de pavos, donde dos científicos cenutrios que producen sustancias químicas para alimentar pavos le ofrecen trabajar probando alimentos. Sin embargo, el resultado final despues de una de las pruebas gastronómicas, unido al exceso de porros y sexo descontrolado, provocan una reacción en cadena que convierten a Herschell en un espantajo aberrante mitad ser humano y mitad gallina Caponata que asesina yonquis y camellos. A unos los degolla como animales de matadero, otros terminan mutilados con una sierra circular, mientras las víctimas aterradas repiten constantemente el mismo alarido una y otra vez (¿?). Por otro lado, y para continuar con el dislate, un narrador (uno de los directores) interrumpe ocasionalmente la película explicándonos sus paranoias filosóficas-metafísicas, mientras fuma y tose como un carretero. Al final, el desgraciado de Herschell, o lo que queda de él, intentara reconducir su vida, cómo no, rezando a Dios...